viernes, 31 de enero de 2014

El tiempo pasa...

Fu, fu ~
Así que por fin pude dar con un blog que se ajuste a mis requerimientos. Para empezar, el nombre. Yo soy una persona que termina cada conversación con "tierno".

- Viste qué genial? Aprobó el parcial!
- Sí! Re tierno!

- No sabés! El flaco se le declaró y ya son novios!
- Aww, qué tierno!

- El vecino drogón de la esquina tuvo diez fracturas expuestas!
- No me digas! Tan tierno...

Entonces, reacciones así generan cierta incomodidad en las personas que lo escuchan con gran frecuencia.

- NO, NENA, NADA ES TIERNO!!

Por lo que hoy en día, aunque sigo diciéndolo y repitiéndolo en frases tanto adecuadas como discordantes a la situación, se sabe que todo lo que es tierno, en realidad no lo es.

Independientemente de todo esto, la idea de crear un blog surgió ayer, cuando volvía de los chinos. Tenía ganas de comprar pan lactal y fiambre para hacer unas tostadas. No me percaté del calor del orto que hacía, encima una de mis perras, Chachi, se hacía la trola y no se dejaba agarrar (no es que prive de la libertad a mis mascotas, pasa que esa desgraciada si está afuera, me sigue cuando salgo, y hace desastres suicidas en la avenida principal de casa, que la divide una rambla, y la única vez que fuimos "juntas" a hacer mandados, volví casi vomitando de los nervios que me dio al ver a la pelotuda cruzar justo cuando el auto/micro/camioneta/acoplado está a centímetros de ella, como si jugara a la ruleta rusa; entonces para evitar el estrés, directamente la entro y se termina la historia), cuestión que después de correrla, la alcanzo, y vuelvo a casa. Olía a demonios, por la transpiración de la perra, entonces entré, me lavé, etc.
Segundo intento: Llego,  compro las cosas. Más o menos iba haciendo la cuenta, y creía que iba a llegar con lo justo, y cuando estuve en la caja, resultó que no, no alcanzaba. A la mierda. Dejé el Dr. Lemon con vodka y el repuesto de desodorante de ambiente, y nada, volví a casa.

En eso, miraba a la sarta de pendejos que hace quilombo en la placita que está al frente Habían dos borregas saltando la soga, y cantando boludeces, que en mi época podías estar castigado un mes por decirlas (cosas como "se le cae la bombacha" y así, o sea, esta generación está perdida y ni empezó a florecer), y pensaba "qué irónico, yo también saltaba a la soga, jugaba al elástico, a las cartas, las escondidas...". Cuando lo ves así, parece que hubieran pasado mil años, y tal vez pasaron, o sea, cada historia, cada persona, cada emoción, todo me hace creer que en vez de siete, u ocho años, hubieran sido mínimo veinte. Y tengo 21.
Al mirar adelante de nuevo, vi ese mini rosal que tienen unos vecinos, que seguro ni se percataron por el pobre estado de la planta. De hecho, su aparición fue tan fortuita, de la nada, que cuando se percataron de su existencia cruzaba la mitad del jardín del otro vecino de al lado. En fin.
Me llamó la atención cómo cambió, y pasó de ser una hermosa planta de vivos colores, a un masacote marrón caca, sin onda, tristona... Y mi conclusión fue que el tiempo sigue pasando a los pedos; mi papá dijo que para él no, que este mes fue larguísimo. Supongamos que es este mes... Ya estamos pisando febrero.

Y luego, se viene marzo... y luego, diciembre.
Es como que no se le siente el gusto a los días. Por eso me gusta estar en casa, cosa de no perder tiempo ni decir "no estoy lo suficientemente con mi familia", ya que cuando empiece a trabajar algún día, se va a terminar el ver anime por tres meses ininterrumpidos, no salir de casa en más de cinco días, y dormirme a la hora que se me canta.
Es raro, quizás hasta triste, pero bueno, supongo que es parte de crecer. Las responsabilidades son más y el tiempo para rascarse, menos, así que voy a disfrutar lo mejor que pueda de mis últimas vacaciones de niñita.

Por eso me hice este blog, para relatar ese paso desde que están saliéndome escaras en el lomo de tanto tiempo que paso acostada, hasta donde empiece a laburar, y me pasen cosas nuevas, buenas y malas, y qué sé yo, seguir adelante, pero dejar una huella.

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