En abril de 2014 fue la publicación del segmento "amores perros", y en febrero de 2015, la primera retrospectiva. Un año después retomo para continuar el segmento antes mencionado.
[Capítulo: Anthony, el norteamericano]
Viví todo ese tiempo con la promesa del "we will be together!" (Nosotros estaremos juntos!). No pasó un día sin hablar, sin mensajes de voz, a veces Skype, como siempre. Como uno intentaría llevar adelante una relación a distancia.
En fin. Aproximadamente en octubre, noviembre de 2015, me dijo lo que tanto ansié escuchar: "I'll be there in June" (estaré ahí en junio). Me morí, hasta entonces, cambié de pieza (me fui al fondo sola, le cedí mi parte a mi hermano), adorné todo, me compré un colchón más grande...
Crisis. Sería la tensión de ambos por estar tan pronto a vernos. Sería la ansiedad, los nervios... pero cuando ya teníamos una fecha de viaje, que era el 26 de junio, chan. Discusiones todos los días, yo terminaba llorando, él re frustrado... Varias veces pensé "y si mejor lo cortamos acá? Y si mejor no viene?". Yo ya había reservado auto para ir a buscarlo a Ezeiza, tenía la pieza decorada, todo listo. Pero entre nosotros estaba fallando algo.
Se suponía que saldría un jueves para llegar el viernes. El viernes a la mañana llegaba mi auto para ir al aeropuerto. Ultra calculado, porque si bien me había el pedido vacaciones en el laburo, había un puesto que nadie podía cubrir una vez por semana, así que de onda iba. Re bien, porque eran seis horitas. Anthony iba a estar durmiendo, todo perfecto. Bah...
El jueves me dice que tuvo un problema con el vuelo y no pudo subir.
Qué?
La puta madre. Mi cama estaba a estrenar, con colchón, sábanas y frazadas nuevas. Esa noche iba a dormir en lo de mi hermano así al otro día mi amado y yo estrenábamos juntos el ajuar, jaja. Pero ya no. Y el auto encargado? No había forma de comunicarme con la agencia para cancelarlo. Pensé por un momento que ya se había terminado todo. Que él no iba a animarse a venir, que no me quería más después de tantas discusiones, que en realidad nunca pensaba conocerme, como siempre, todo tan optimista (sarcasmo de acá a Japón, gateando).
Anthony me pedía que me tranquilizara, que saldría al día siguiente y estaría en mi ciudad el sábado. Concha. "El sábado? Yo trabajo a la mañana, quién te pasa a buscar?".
Una vez más, esa hermosa bendición en forma de dos personas a quienes llamo mis padres sugirieron ir a buscarlo. Y por suerte, la agencia no tuvo problema en pasar al día siguiente.
Entonces me fui a trabajar. Mis viejos salieron tempranito. Se supondría que nos encontrábamos en mi casa todos cuando yo volviera. Que me puse re mal porque llovía a cántaros, y mi pelo se iba a hacer una cagada, además de tener la ropa de trabajo puesta, re poco sensual, o sea... Una primera impresión deplorable... En eso, en un ratito que tuve libre en el consultorio, chequeo mi teléfono y chan! Ya estaban los tres juntos.
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